Diciembre 9

lunes, 9 de diciembre de 2013

Buenas tardes Buenos Aires,



Dejando de lado el obvio abandono de este blog, me dispongo una vez mas a escribir en esta hoja de papel, que bastante olvidada y llena de polvo está.


Quizá no tenga mucho para contar, o quizá tenga bastante pero sin ganas de explicarlo en detalle o de resumirlo demasiado, y el cuerpo de texto resultante no sería de mi agrado, con lo cual ni lo cuento.

Hoy no hay un tema central, tan solo quería escribir, quería saber que se sentía darle a las teclas y dejar que los recuerdos pasen por los dedos. Se dice que el escritor verdadero espera a que los sentimientos se acomoden para plasmarlos en la hoja, y no comete el error de escribir en los momentos del suceso, donde la crisis, el tormento, o el amor se apoderan del sentido y cambian totalmente en sentido literario del escrito en sí.
Con ímpetu de escribir lo mismo , es a menester que estemos calmados y centrados, ya que si escribimos en la tormenta del sentimiento se nos pueden escapar cosas que no queremos o que no corresponden decir, y se nos pueden olvidar detalles tan ínfimos pero significantes, al punto de girar 72 grados el norte del ensayo a la derecha.
Cuando uno escribe desde el fondo, siente arriba del estómago una suerte de acidez extraña y al mismo tiempo un sonido o dolor levemente punzante en la cabeza. Son los recuerdos que se mueven y se acomodan para darle sentido literario a nuestras palabras sin dejar de ser recuerdo , luchando para no convertirse en fábula. Es casi imposible escribir y dejar calladas todas las imágenes que pasan por nuestros ojos, dejar calladas todas esas palabras que no dijimos aquel día, o las que dijimos demás. Cada tecla, cada espacio, cada sangría y hasta cada acento nos hacen doler hasta los huesos cuando lo que se plasma conlleva una historia de dolor, desamor o incertidumbre. Así también, cuando en el blanco se tipea un amor correspondido, un recuerdo grato o una sonrisa pasajera, nos brillan los ojos como si el momento pasara delante de nosotros, despidiendo el aroma de aquellos días y fortaleciendo nuestras ganas de vivir.
Es así de importante y fuerte estar calmado a la hora de sentarse y comenzar con la escritura...


Ahora si, estamos tranquilos?



Amar es abrir todas las puertas de tu cuerpo y dejar que el otro entre, es dar y dejar absolutamente todo por una sonrisa, es (cita) darle a esa persona un revólver , dejar que te apunte en el medio del pecho y confiar en que no va a jalar del gatillo.


No puedo mentir, estuve ahí, y fuí yo quien disparó a discreción, sin dejar un solo pedazo sano de este corazón sin voz, sin vos... y ahora que recuerdo y extrapolo con el presente, me doy cuenta que estoy herido, que me lastimé, que estoy con mi cuerpo cerrado
 ...y con mis heridas abiertas..










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