Necesito escribir acá esto que en verdad es para vos, o para mí.
Te me metiste hasta en las balas. Toda mi existencia está atravesada por tu ser, y me molesta.
No se que tan poético puedo ser cuando escribo desde la verborragia del sentimiento vivo, crudo; pero es que así sucede y si no lo pongo en un papel, me va a pesar cada vez mas en el cuerpo.
A medida que tipeo siento como el nudo que tengo en el pecho afloja, y se abre un espacio para que podamos, entre nosotros, conversar lo que nos está pasando.
Cómo encontrarte si estoy tan perdido?
Tal vez el ensayo deba llamarse : La vida con vos, la vida sin vos.
Y es que ahora te tengo, tan cerca, y me duele no saber qué hacer con todo eso. Como el sol, que de lejos da vida, y a metros te quema.
Me está doliendo no encontrar un lugar cómodo para todo este amor que siento por vos. Me molesta poder vivir toda la vida en un gris en donde no sos mía, sino del viento. Donde nos elegimos en la libertad del ser.
No estoy cómodo, todo mi cuerpo se resiste a que te quedes para siempre, porque no se estar, no sabemos estar, no se cómo hacerte feliz, cómo cuidarte, cómo quererte bien. No lo se, lo estoy descubriendo, pero cada paso que doy en la dirección del amor me retuerce el corazón.
Se supone que todo encaja cuando estás con la persona que querés, y yo a vos te quiero, me encanta estar con vos, me encanta verte sonreír, me apasiona hacerte el amor (o una variación sexual aproximada de eso). Me calma tu perfume, me resucita escucharte hablar...pero me gusta estar solo.
En mi soledad me ordeno, me trabajo, me alineo, porque en verdad nunca estoy solo.
Mi mente es un lugar, que si bien entiendo es herramental y controlada por mi espíritu, no deja de ser amplio. Habitado por entidades mías, disociaciones de mi ser, todas con mi nombre, y no todas te quieren.
Algunas me empujan con los límites de la libertad, otras con la sensación de dependencia que se genera cuando queremos demasiado, otras con el dolor que supone perder aquello que se ama, y a algunas otras directamente no les importa. Mientras yo negocio con todos ellos y con mi cuerpo, estoy anclado a sentimientos viejos que me aterran.
Ninguno de los dos tiene la culpa de lo que al otro le pasó, ni yo tengo la culpa de lo mal que te trataron, ni vos tenes la culpa de que yo no sepa quererte bien.
Y es que no lo se. Todo este tiempo estuve tratando de averiguarlo; hace un mes que ante la fricción de no verte nunca más, me dije a mí mismo: Si queremos seguir estando con ella, tenemos que aprender a quererla como corresponde, a decirle lo que sentimos y a lograr que ella se sienta protegida y querida.
No estoy pudiendo. Estoy perdido.
En el afán de querer encontrar una respuesta me doy cuenta de que puede ser que no tenga ganas de que mi vida ya no dependa de mí y dependa también de otro ser vivo.
Puede ser que no tenga ganas de dejarte entrar, aunque quiera estar con vos para siempre.
Me habita la dualidad de saber que necesito que estés en mi vida y al mismo tiempo tener que modificar mi ser para que encajes. Porque el modo en el que nosotros nos queríamos, a vos ya no te sirve y está bien que así sea. A mí no me sirve el modo en el que nos queremos ahora, y lo peor es que no se por qué.
Tengo algunos indicios vagos, básicos, elementales, de la pulsión del deseo por la negación del mismo.
En el gris de estar juntos sin un compromiso, no tenía ganas de habitar otro cuerpo que no sea el tuyo, y no recuerdo cuando fue que empecé a sentir esa paz de querer estar solo con vos.
En cuanto nos comprometimos a estar con el otro, toda esa paz hizo un ruido tan grande, que ahora cada vez que abro los ojos, tengo que ponerle la cadena a una parte mía que necesita descubrir que hay detrás de todas las mujeres que veo. Y me asusta, me asusta ese ser que ya no soy, que fui hace muchos años, desbocado, acéfalo de sentimientos. Yo no soy así.
Y caigo en un ciclo infinito que va hacia el fondo, donde para hacerte bien necesito poder decidir sin que estemos agarrados de la mano. Y si me soltas me calmo y vuelvo a vos, pudiendo elegir vuelvo a vos cada vez; y cuando estoy con vos, me pasa todo lo escrito en estos versos.
Otra de las cosas que no puedo sacarme de la mente es como negociar con mi soledad necesaria.
Cómo te explico que sos una de las personas con las que me quiero morir y a la vez necesito tal vez no verte por una cantidad indeterminada de tiempo? porque me estoy resolviendo y no quiero que formes parte de ese proceso.
Como aquel día, donde yo, cruzado y cegado por la ira, te alejé de mí.
No porque fuese a hacerte daño, sino porque me quería hacer daño a mí mismo, y necesito lastimarme solo. No te quiero arrastrar a un infierno que no es tuyo, que arde dentro mío desde hace muchos años, mucho antes de que existieras en mi vida, y ahí va a seguir estando.
Parte de lo que me persigue todas las horas es que, ahora que estás adentro del círculo mas chico de mi vida, necesito entender como hacer para que no te quemes con este fuego que a mí me incinera. Que nunca dejó de arder, pero empezó a aflorar cuando alguien , vos, vino a querer apagarlo.
Vos de alguna forma viniste a enseñarme a querer, y el fuego que me da fuerza está arraigado a que el amor duele. Apagar ese fuego es matar la parte de mi mente que me hace hacer las cosas que me acercan a la muerte. Ese fuego que me enoja es el mismo que anula el miedo en mi vida. Esa furia que habita en mí, y que me habitó durante muchos años, estaba controlada porque nunca nadie estuvo tan adentro como vos, como para pasar por la puerta del lugar donde arde un día y decir: a ver qué hay acá? y en cuanto abriste entró el oxígeno y el fuego se hizo incendio.
Necesito que este amor encaje, que no te vayas de mi vida, pero no puedo tenerte peleando esto conmigo si en el fondo lo que yo quiero es estar solo. Con vos en mi vida, pero solo. Existe esa ambigüedad? es posible esa lógica?
Me veo escribiendo esto y no lo entiendo. Si me haces tan bien, y me odio, y me enojo, porque no entiendo que me pasa, y me da mas broca, me agustio y lloro, sobre las teclas que le están dando vida a esta confesión.
No se que me pasa, no me entiendo, y si no me entiendo no funciono.
Vos merecés una mejor respuesta que : no se que me pasa, perdón.
Paso día y noche intentando resolverme y no puedo, ya no se qué hacer.
Y todos estos pensamientos intrusivos se callan cuando estamos juntos un rato, por mas de que a veces no tengamos de que hablar, o sienta que por tener piel y cariño forzamos un poco las piezas del rompecabezas para que entren donde no van, total el dibujo se ve bien desde lejos.
Yo se que te puedo querer bien, pero si no estoy bien yo, no puedo estar bien con los demás...y no estoy bien.
Le sigo dando vueltas a este ensayo que no termina, porque no me quiero sentar con vos a decirte que no te quiero hacer perder el tiempo, me rehuso histéricamente a que no formes más parte de mi vida; pero así cerca, en este nuevo contrato que armamos, se me están yendo todos los sentimientos de las manos y no lo puedo controlar. Yo quiero estar con vos, pero todo mi cuerpo no me deja.
Y otra vez me quedo sin final para estos versos...
Qué hacemos? porque yo solo no puedo tomar decisiones con dolor.