Sentí el viento suave de Berlín, en la mejilla, en la oreja, desde atrás, y el aroma a tarde post lluvia soleada. Fue suficiente para hacerme volver.
Cuando todo se está por descarrilar, aparecen en la memoria los recuerdos que nos hicieron felices. Nos piden que nos quedemos, que todavía falta mucho. Es verdad que uno vuelve, a los lugares donde amó la vida.
Sol y brisa
miércoles, 2 de enero de 2019
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