Años más, años menos

domingo, 31 de marzo de 2019

Miro el Calendario.

Me daba vértigo leer Abril en un papel o en una pantalla. Me asusta todavía... Es de alguna manera la sensación de todos los años, angustia, dolor, incertidumbre.

Tal vez fui yo, todo este tiempo, el que le puso tanto peso a lo que pasó, y lo reconozco. Siempre nos aferramos mucho al pasado para justificar acciones del presente, pero ya no mas, nunca mas.

Es hora de sentarnos a conversar con nuestros fantasmas, con nosotros mismos. Empezar a arder.

Es extraño, meses esperando éste día, y ahora que estamos acá, lo recibimos en silencio, como a la muerte cuando pasa cerca. Ya estamos sentados tranquilos en la antesala del infierno, esperando a que el azar haga su jugada.

Cuanto tiempo pasó, desde los primeros errores? Cuántos años inundaron la ciudad?

Cuanto dolor y soledad, tanto de todo. Basta. Ya me duele el alma de todo esto, y siento por fin el resplandor de la luz del tunel.

Nos entregamos, me entrego a vos, por obra y gracia del Espíritu Santo, para que hagas conmigo lo que haga falta. Tenés treinta días. Ni uno mas, ni uno menos.

Cuando todo esto termine, vos y yo estaremos iguales, y ninguno le va a deber nada al otro.

Todos estos años pensé que por momentos, Dios me contestaba, y ahora, que estamos en paz, me doy cuenta de lo iluso que fui, al creer que era especial, y que hablaba con él, porque siempre fuiste vos el que me contestó, angelical, vestido de mentira, con otra voz. Basura.

Quiero seguir creyendo que todo lo que hicimos estaba escrito, que somos herramientas del cielo, como todos los humanos y que vos y los otros no son mas que un pedazo de mente que puedo controlar porque el que manda soy yo. YO.

Acordate, que cuando esto termine, si salgo vivo, voy a ser distinto, y no vas a tener la inferencia que acostumbras en mi persona.

Treinta días y restando, que empiece la guerra.

Vida, muerte, resurrección.
Pecados, redención.

Renacer

miércoles, 6 de marzo de 2019

Lo difícil de la resurrección no es resucitar, en si mismo, es decir..debe ser arduo, no digo que no, pero hay algo más dificultoso de volver a nacer, y es saber cuando.

Usualmente la gente que revive (porque la hay, y a montones), no suele tener idea del momento en el que eso sucederá. Señales mas, señales menos, el día D los ataca casi por la espalda , de imprevisto. No los deja despedirse, no los deja prepararse, y se encuentran de un momento al otro en la desesperada necesidad de renacer de sus cenizas, reinventarse...o dejarse ir.

Existían dos pequeños pueblos en las afueras de Postdam, Alemania. En ambos vivían familias felices que se dedicaban al cultivo, a la música, al arte, a la naturaleza en general. Bebían vino, criaban a sus hijos, cuidaban a sus abuelos. No existían mayores diferencias entre los pueblos, alejados uno del otro, carecían de buena comunicación con el mundo exterior, pero al tener todo lo necesario para subsistir, mucho no les importaba. Solo dos comerciantes, uno de cada pueblo, viajaban a las afueras para abastecer a sus clientes con innovaciones de la época, así que éstos eran quienes manejaban información privilegiada recopilada en sus viajes. Información que no valía mucho, pero información al fin. Con el tiempo se volvieron viejos y ya no frecuentaban el mundo exterior, hasta que un buen día, allá por el año 1944, los comerciantes recibieron la noticia del fallecimiento de un amigo en común y emprendieron viaje a Berlin. 
No eran conscientes de la voracidad de la guerra, en los pueblos no había radio, ni periódicos.
Aterrorizados por el espanto, al volver a sus tierras, comunicarían las novedades sobre los avances de los aliados, sobre la sangre derramada y sobre las locuras del canciller.
Uno de ellos llegó a su pueblo y contó, casi vomitando las novedades, a todos allí. El otro murió en el corto viaje, de un ataque al corazón...las noticias nunca llegaron.
El pueblo que recibió la data,el primero, se inundó en el pánico, muchos abandonaron (como pudieron) todo y se fueron, otros se quedaron, pero ya no sonaba el piano en el café, los niños no jugaban en el verde, la gente tenía miedo y el lugar quedó inmerso en una penumbra gris, mortífera, no había mas que olor a miedo por todos lados. 
Cada nave que surcaba el cielo fundía un silencio sepulcral entre quienes la escuchaban esperando lo peor. Se habían convertido en la antesala del infierno, sin luz, y con frío.

Por otro lado, el segundo pueblo, ignorando las atrocidades que sucedían a unos días de allí, continuó feliz, alegre, con la vida plena que llevaba cada uno de sus habitantes.


Ambos pueblos fueron destruidos con minutos de diferencia algunas semanas después.
El pueblo "feliz", con los habitantes vivos que quedaron, tuvo que renacer a la fuerza, por obra del destino si se quiere, en medio de un cierto caos, organizado, pero caos. Nadie sabía que pasó, ni por qué, no había quedado nada, pero tenían el espíritu entero, feliz de aquellos días, no había que dejarse vencer, estaban vivos, eso era lo que importaba. Mientras que el pueblo "triste", se levantó sin decir nada, sin caos, ellos sabían que esto iba a pasar, días mas, días menos, pero estaban preparados, ya se habían hecho amigos de la muerte, se habían despedido, ellos sabían cuando iba a ser la víspera de la resurrección, e indudablemente, saber cuando le toca a uno renacer, cambia todo, por completo.


En el momento en el que nos enteramos cuando van a ser las vísperas de nuestra muerte, morimos. En ese segundo ya nos damos por muertos, y todo cambia, atroz, catastrófico. Nos rodeamos de las nubes grises y deja de sonar el piano. Todo es paranoia y el menor ruido es una bomba.
Pero a no desesperar, que hay varios tipos de muertes, y la que se avecina, por suerte, es seguida de resurrección...


Nosotros ya sabemos, de antemano, que éste abril es el último. Que es tiempo de resucitar... Le vamos a permitir un solo dolor más Que duela lo que tenga que doler, que cale los huesos hasta donde pueda, porque él, yo y nosotros, sabemos, a ciencia cierta, que es el final.

Qué se hace entonces? cuando ya sabemos que vamos a morir y a resucitar?, porque claro, solo morir sería distinto. Abrazas a tus seres queridos, vendes todo, te vas a la mierda, no desperdicias un segundo. La resurrección es diferente. Jesus resucitó de entre los muertos, pero primero estuvo muerto. Cuando resucitó, él ya había instalado las bases para reconstruir los cimientos bíblicos que lo llevaron a ser el señor de los milagros, y cuarenta días , CUARENTA DIAS después, subió a los cielos para sentarse a la derecha de Dios, padre todo poderoso.

Qué se hace? si milagros no hacemos, ni somos eclesiásticos.

Podemos tal vez escribirle una carta. Podemos perdonarnos. Podemos borrar el pasado, enterrarlo en una caja, bien sepultado en el fondo del alma y no abrirla mas. Pero no se si puedo, si tengo coraje para dejar TODO atrás. Lo claro es que no se puede resucitar a medias...los vicios quedan. La gente que sobrevivió a la bomba y habían sido avisados, no va a vivir tranquila. Va a seguir mirando por encima de sus hombros, va a tener una atención distinta en la calle..para ellos, los pianos no van a sonar igual, la paz va a tener otro gusto y todo ruido va a seguir siendo una bomba.

Vení Abril, te estoy esperando. Te doy un mes de ventaja para que hagas lo que quieras, pero agarrate, porque esta vez, yo también voy a pelear.