El vals de la guerra

domingo, 30 de diciembre de 2018

Es tanto lo que procesa la mente por segundo, que un ensayo de 500 palabras describiría apenas lo que tarda una paloma en aletear dos veces. Es difícil, calmar a las bestias.
Así y todo, aislando del huracán de sentimientos un grupo selecto de patrones repetitivos, nos hacemos la misma pregunta una y otra vez.
Cuándo fue que nos convertimos en ésto que somos?
Intentar buscar una respuesta parece simple pero no lo es, nos remite a un punto de partida y a una sucesión de eventos desafortunados, a la repetitividad de malas decisiones, a los narcóticos, y sobre todo a la evasión de las culpas internas.
Pero con el pasar del tiempo, no solo intervienen mas hipótesis, sino que sobrevienen mas preguntas, y una que nos acorrala entre tantas es: Ya nos convertimos en lo que realmente somos? o todavía queda mas camino por recorrer?
Me cuesta pensar que es el fin de lo que somos, porque con esa línea del pensamiento, el tiempo no es mas que tiempo, no sirve para aprender, no sirve para destruirse ni para reinventarse. Se que no es así, que estamos en cambio permanente.
Está en nosotros la decisión de ser lo que queramos ser. Personas de bien, personas de mal, claras, oscuras, transparentes, impenetrables. El misterio como capa de la psicosis disociada o la psicosis misma como estandarte de la felicidad incomprendida. La preciosura de ésta esquizofrenia, la amargura de la no-soledad. El silencio inexistente.
La mente se venga contra el propio cuerpo, porque no procesa el dolor, por el contrario lo abraza, el que siente las punzadas es el corazón, a lo sumo el sistema nervioso, pero la cabeza puede tranquilamente transformar todo en placer, en satisfacción personal, en dopamina o en miligramos de locura, alimentando un alma descarriada o apaciguando los tornados de ésta noche.
Cuando todo pasa, como pasa siempre, duele la vida, duele el pecho, duelen los huesos rotos, los golpes ajenos y los propios, el ruido de los casquillos en el suelo, casi imperceptibles por la resistencia del ruido del tiro, la plenitud. Pesan las lágrimas lloradas y el río salado que alberga el corazón.
El cuerpo sana y cicatriza. La mente tarda un poco más.





Escribí

viernes, 28 de diciembre de 2018

Como me angustia tocar este blog con ira. Con furia. Pero es lo que es.

Cuando lo veas venir, escribí...y eso estoy haciendo.


"Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose." Julio Cortázar.


Pero la fe es la esperanza redoblada, me dijeron. A si? entonces la ira es la tristeza con escudo.





Como siempre el corazón se acelera, aumenta la presión sanguínea. De a poco uno va sintiendo como se tensan los músculos de la espalda y nos encontramos a nosotros mismos con las manos semi apretadas, subiendo apenas el tono de voz, verborrágicos en el habla, tirando palabras mas rápido de lo que la boca puede procesarlas. El torso se endereza, empiezan a reaccionar los músculos de las piernas, nos paramos, ya no aguantamos estar sentados. Empiezo a respirar mas rápido porque me doy cuenta que el consumo de oxígeno que demanda mi cuerpo no está siendo suministrado como corresponde y duele, me empieza a doler el pecho, como si fuese un destornillador apretando contra la izquierda del esternón y los pulmones agarrados con una prensa, apretando para que no pueda respirar.
Siento en la cabeza la sensación de hacer fuerza , de intentar levantar algo muy pesado, como se apaga un poco la tele, se hincha la vena de la frente, la sien, la de los costados. Se agruesan las arterias y yo, nosotros, mas agitados, ya casi no vemos nada, enceguecidos, no escuchamos, no pensamos. Me está ganando, Quien te enoja te domina y me siento dominado, se, y lo se , que me estoy enojando.

ahora no, ahora ya pasó, claramente ya estoy mas tranquilo, pero intento recrear el momento para que entiendan lo que se siente, el enojo si bien es un denominador común, genera efectos disjuntos en las personas.

Una vez enojado y consciente del enojo es difícil, es difícil separar ese enojo del propio cuerpo para poder calmarlo sin ser un animal, usar la razón, la inteligencia, la bendita inteligencia que nos dieron para no actuar como un incivilizado, pero siendo inteligente uno no se calma. siendo inteligente no me calmo. He desarrollado la capacidad de calmarme hablándome a mi mismo, pero si el enojo es muy grande no sirve, no sirve de nada.
También supe a lo largo de los años crear una suerte de caja, donde guardo la ira, acumulo fuerza e impulsos nerviosos y los encierro bajo llave en esa caja de mierda, negra, llena de caos y la abro, la abro cuando estoy adelante de una barra pesada, cuando estoy delante de alguien que merece ser castigado, la abro cuando se que no la puedo volver a cerrar hasta que no se vacíe por completo.
Cuando la ira sale, el cuerpo no duele, duele el alma. Cada piña, cada cuchillazo, cada tiro, le duelen a la mente, a mi mente, que está alborotada. Cuanto mayor es la fuerza, mas sufre la cabeza, teniendo que soportar la asimilación nerviosa de sentir el dolor de las manos y convertirlo en las fuerza, de transformar los golpes en el fuerzo en gritos de aliento para no arrodillarse. Quién es entonces el que sufre mas dolor? la pregunta se responde por si sola.

Mas tranquilo cuando el cuerpo baja la temperatura, duelen las manos, las articulaciones, se ve la sangre, se tocan los huesos, las fisuras, se sienten los cortes. En el momento todo es infierno, hasta el mismo cuerpo, pero mas tarde , en la calma, permanece el dolor, la resaca de la violencia desatada sin medida, los remanentes latidos errantes del corazón que quiere volverse a acomodar y no puede, que le cuesta, que todavía pincha como ese destornillador. Y hay dolor, que aparece, y no deja de aparecer. Mucho dolor, todo se traduce al sufrimiento que nos hunde y nos deja hechos mierda, desalmados, en pedazos, sin saber qué pasó, cómo pasó.

Leo un minuto atrás esta nota y no reconozco lo escrito por los vestigios de la impotencia que quedaron en los ojos, sigo tan desatado que no se quién está escribiendo esto, o por qué. Acá estamos, florecidos, en un estado de alerta horrible que no nos deja comer, no nos va a dejar dormir, no nos deja caminar en paz, en un limbo asqueroso mediador entre los hombres con calma y el perdón de los pecados, de los pecadores siniestros, de los siniestros, entre Dios y la luz del ángel Lucifer.

Que tragedia sobre la cual caminamos, pensando en reventarnos la cabeza contra el cemento o volarnos el cerebro de un tiro para escapar de éste estado inverosímil en el que solo somos capaces de nosotros mismos para escribir estos versos y nada mas. Hasta que no hagamos fuerza, hasta que no abramos la caja, todo va a ser igual, una delgada línea entre la calma y el suicidio.

Luz divina

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Otra vez esta hoja en blanco. Otra vez vos, la voz, el ritmo de zamba que nunca avanza, la tormenta de arena.



La gitana tomó las cartas y le dijo que se iba a morir de un tiro, y él , desde ese día, no le teme a la muerte. La abraza, la busca, se burla de ella cuando le pasa por al lado. Yace en la naturaleza del ser humano, y es de público conocimiento, el no saber cómo ni cuándo vamos a morir. Por eso la vida es vida y no solo un conjunto finito de segundos consecutivos, agrupados y ordenados con descendencia y ascendencia que crean el perfecto sistema, la sinergia. Nace de los patrones que van y vienen para darle métrica a la poesía escrita con el ruido de los pasos que hace la gente al caminar, con el aroma de los besos de primavera, de pausas, de a corcheas, abrazo, abrazo, mirada, abrazo ...abrazo...mirada. Que maravillosos, el mundo y el corazón.

Entonces saberlo es escénico ?

Qué cosa?

Saber cómo nos vamos a morir.

Tal vez saber cómo no es tan trascendental.Saber cuándo sin saber de qué forma, eso si sería una apuesta. Imaginen despertar mañana sabiendo que nos quedan 50 años, o 50 minutos. Qué disruptiva la respuesta, preferirían saberlo? es ése tiempo inamovible? o solo se puede calcular en un segundo preciso antes de tomar una decisión equivocada?

Cuándo me voy a morir?

 Está seguro que quiere saber eso?

Si!

Usted morirá en 37 años, 2 meses, 21 días, 5 horas, 17 minutos y 32 segundos.

31...30...29 y bueno puede hacer la cuenta del resto.


Ah si? está segura?

Claro que si, las cartas no mienten.

Entonces el hombre que hizo la pregunta salió de ese lugar, subió al edificio mas alto que encontró cerca , buscó un balcón y saltó, con una nota en el bolsillo que decía: el destino no está escrito.

La gitana no se inmutó, porque las cartas no contemplaron la decisión del hombre, las cartas usaron el pasado y el presente para predecir el futuro, pero el hecho de querer predecirlo, ya lo está modificando. Saber que nos vamos a morir de un tiro no nos hará querer escapar de todo tipo de armas? alejarnos?.

Saber que vamos a morir ahogados no nos querrá alejar del agua?

No confundas el cómo con el cuándo. El cuándo cambia segundo a segundo? tal vez el cómo es lo que permanece inalterado. Tal vez por eso la gente en vez de preguntar cuándo, pregunta cómo?.

Le preguntan mucho a usted? señora Gitana, cuándo van a morirse, o cómo van a morirse?

No tanto como se imagina, consultan mas sobre el amor y sobre el dinero que por la muerte misma, la gente ya le va perdiendo el respeto incluso a las cartas. Cuando escuchan algo que no quieren escuchar dicen que es palabrerío barato. Cuando escuchan buenas noticias, abrazan la clarividencia a un punto religioso. Humanos.

Y entonces dónde está el truco?

No hay truco.

Cómo que no hay truco? tiene que haberlo.

Somos Gitanos, no clarividentes. Una cosa es la percepción y otra cosa es el horóscopo, la astrología; hay tantas magias y tantas energía dando vuelta que es complicado dar en la tecla del tiempo. Por eso solo lo manejan dos personas. El destino y el universo. Vos ya lo deberías saber.

Si, pero y Dios?

Qué tiene Dios?

No puede hacer nada? no es él quien decide sobre la vida y la muerte, la creación?

Estás mezclando las cosas y haciendo muchas preguntas, vos me dijiste que hablabas con Dios.

Así es.

Y entonces por qué no le preguntás a él cuando te vas a morir, o cómo?

No me quiso contestar, me recomendó que si quiero saber esas cosas que lea la viva del domingo o que vaya a ver a una Gitana y acá estoy, con mas dudas que respuestas.

Es medio egoísta pensar que la vida de una sola persona puede ser mas importante que la de toda la humanidad, cómo cabe en la mente que la atención de Dios pueda ser puesta en un solo ser?
Hay aproximadamente 7 punto 53 miles de millones de personas en la tierra. Un día tiene 24hs, cada hora 60 minutos, cada minuto 60 segundos. entonces un día tiene  86400 segundos. Quiere decir que en un día, POR SEGUNDO, Dios debería prestarle atención a 87153 personas. Difícil no? pero así y todo aparentemente puede.
Era mas fácil creer en Dios cuando no existía la iglesia, demacararon todo.



La gitana tomó las cartas y le dijo que se iba a morir de un tiro, y él, sabiendo ésto, confronta todos los días a la muerte, cerca de lo que debería matarlo. Tenemos un contrato con Dios, somos su herramienta, y mientras así sea, somos inmortales. El problema es que cuando uno tiene una parte del poder de Dios, se cree Dios, pero no lo és, ni con un papel en el bolsillo que dice: el destino no está escrito.



De Italia

lunes, 17 de diciembre de 2018

Qué escribo cuando escribo ? por qué escribo?




El dolor me va y me viene en el pecho, como el clima de éste Diciembre, tan errático, caluroso y fresco. Tan volátil. No recuerdo ya cuantas veces hablé sobre la lluvia, sobre las drogas, sobre ellos, el despertar. Es que me he cansado ya de ser reiterativo, y no es que no tenga cosas nuevas para contar, sino que es tan monótono e intrínseco el deseo de contar sobre estos versos, de escribir sobre los tópicos, como fumar un cigarrillo con un whiskey, como tomar café y teclear, son duetos, asociaciones indestructibles.

Ayer estaba discutiendo conmigo mismo sobre la convivencia de los opuestos, todo surgió de una situación. Tomando un café en Oss, un lugar muy ameno  en las inmediaciones entre Nuñez y Belgrano, mi amigo el Tano, siendo una de las personas que atienden a la gente, pasa por detrás mío , me agarra del pellejo de la nuca y me dice al oído con un español Europeo:- "vos siempre vestido de negro e, facho de merda, cuándo nos cagamos a palos un rato?" y yo me le río y le digo: no te quiero pegar Tano, para que la violencia? ajajaj Porque tenes miedo me dice, no te pego porque es como tirarle a la cruz roja! exclama.

Tirarle a la cruz roja es una frase de guerra que se decía cuando un blanco estaba regalado. Es de público conocimiento que la enfermería de ambos bandos no podía recibir ataques del bando contrario ya que se considera parte indefensa y no hostil del campo de batalla.

Te parece tano? por qué tan violento? entre risas le pregunté.
Y al instante me soltó un comentario sobre el café al que yo le seguí la corriente.

Con el tano nos queremos, es un gran tipo, laburante, amante de buen whiskey, del café, de un buen cigarro. Amante por naturaleza sanguínea, empedernido y antifacho.

Antifacho tatuado eh, con la frase, el símbolo, el blanco, casi full combo. Así y todo, tanto él como yo somos dos personas inteligentes que no vamos a andar generando violencia por generarla, lo mas importante es y será la seguridad de la gente, la paz. A él le gusta joderme con que soy Facho por como me visto, por algunas actitudes, o frases, o porque le pregunto cada tanto qué opina de Benito Mussolini. La verdad es que si fuese facho no tendría la tolerancia que tengo para con los Judíos, los negros, los homosexuales, etc. Hablamos de un fascismo acotado, a las larvas de esta sociedad de mierda.

Pero si fuese un facho estricto, y él un antifá a rajatabla, no podríamos ni vernos, y en eso reside la esencia de éste ensayo. Tanto él, como yo, convivimos, nos apreciamos el uno al otro, tenemos ideologías disjuntas e ideologías compartidas, pero convivimos.

Yo convivo con el gremialista, porque a los otros no los cuento. No es que los estoy desmereciendo muchachos, solo que ustedes ya saben, que si la cosa se pone picante se esconden atrás de él, entonces si vamos a los papeles, el problema lo tengo en efecto, con uno solo.

A mi me gusta el orden. A él, el caos.
Me gusta la paz, a él la guerra.
Yo prefiero una Glock 17 9mm ,precisa , rápida. Él una Beretta 96 45, robusta y quilombera.
A mí me gusta el consenso. A él le gustan las piñas.

Y así puedo seguir hasta el final de los días. La inteligencia vs la fuerza.

Pero con qué fin? no es mejor destacar los rasgos que se nos parecen? lo que nos hace lo que somos. La seguridad de la gente, el bienestar de nuestros seres queridos. y lamentablemente el placer de la violencia.



Café

lunes, 3 de diciembre de 2018