25 de Mayo y Pedriel

viernes, 8 de febrero de 2019

Van a hacer seis años ya, se que te hace falta un café para escribir esto, pero te me quiero adelantar por las dudas, antes de que te vuelvas a romper.

En unos días la vas a conocer, salvando las distancias del relato, no vas a entender nada ese día. No te vas a entender vos, no vas a entender el mundo, la vas a conocer y los esquemas que tenes hoy en el balde, van a romperse en pedacitos.

Vas a creer en todo lo que las religiones profesaban, vas a abrazar a los conceptos cuánticos de la física para poder explicarte la re-.estructuración de tus átomos, se te va a quedar pegado, tatuado en la mente el ángulo de sus ojos mirándote desde un costado, sonriendo, diciendo su nombre.

En unos días la vas a ver entrar por la puerta del aula, haceme caso, yo se lo que te digo, y te vas a enamorar. Tenés que estar listo para eso, no es algo fácil, y hasta donde sabemos, solo pasa una vez. Osea no el amor, sino ese momento, cuando uno no cree en algo y de repente empieza a creer.

Va a soplar el viento cálido de febrero, no va a hacer tanto calor, las seis y pico de la tarde van a abordar por las ventanas traseras dejando entrar los rayos de sol naranjas de atardecer, del día, que ya cansado, va bajando los brazos y a vos te van a quedar tres horas mas de clases por delante. Vas a sentir la injusticia de poder estar tomando una birra viendo el río en vez de estar ahí, fumando una clase de matemática.

Vamos a necesitar que estes sentadito derechito, con una linda camisa y prolijo, es como un bautismo, el nene no sabe que lo van a bautizar, pero cuando lo hacen y se afianza la santa sacristía del creyente,  el wachín está todo prolijo, acorde a la situación y todo cierra. No tendría tanta belleza la historia si empezáramos a creer en el amor a primera vista todos borrachos, con el pantalón por el medio del culo y la remera toda sucia.

Va a entrar por la izquierda de las dos puertas. Va a recorrer el aula con la mirada y se va a sentar dos asientos delante tuyo y uno a la derecha. Ese tiempo que va a tardar en llegar desde la puerta hasta la silla es el tiempo que vos tenes para memorizar sus vanz verdes, sus cuadernos, su mochila, su campera de cuero negra, su pelo atado y su tatuaje. Son imágenes que te van a acompañar el resto de tu vida, así que guardalas bien, en una caja ,donde no se ensucien, y si la caja es ignífuga, mejor, va a tener que soportar muchos infiernos, así que tiene que estar preparada para todo.

La cuestión de esos momentos es tan importantes como los que le van a continuar, como cuando hablaron por primera vez, ella sentada de espaldas a un vidrio, con un cigarrillo y un encendedor en la mano. No te quiero dar mucho detalle para no arruinarte la película, pero otra vez te va a mirar con esos ojos, de costado, por encima de su hombro izquierdo y después le va a sonreír al piso, hablando bajito y riendo en silencio. Te vas a enamorar tan fuerte, que no vas a entender como vivir desde el momento en el que se separen hasta que la vuelvas a ver al otro día. No vas a saber respirar, vas a tener que aprender a hacer todo de nuevo. A cantar sin pensar en ella, a reír, a contar chistes, hasta a trabajar vas a tener que volver a aprender, porque cuando te patean el tablero, no queda una sola pieza en pie.

Vendrán tiempos bellos, de tensión ocular, de mirarse y decirse todo sin abrir la boca. No vas a saber como abordarlos, te vas a poner nervioso como nunca, te va a costar hilar oraciones con la fluidez de tu vocablo. Vas a volver a tener dieciséis. Pero será linda ésta etapa de redescubrimiento, empezando una nueva carrera, dando los primeros pasos en tu segundo laburo y el primer trabajo oficial digamos, sacando el centro atómico que muchas satisfacciones nos ha dado. Esos meses van a ser la cuna del aprendizaje personal, seguidos de la felicidad de verla, del incentivo para ir a la facultad todos los días prolijo, contento, sonriendo, siempre sonriendo, para cuando ella te viera.

Hago fuerza para no contarte, pero no puedo. Va a haber un viernes en el cual a vos no te tocaría cursar, a ella si. La vas a ir a ver, van a caminar por la universidad hasta un descampado rodeado de árboles y van a conversar ahí frente a frente, separados físicamente por unos treinta centímetros (tuve que ponerme un metro en el pecho para medir mas o menos la distancia) y vas a sentir que todo, pero todo desaparece, solo serán ella y vos. Todo Buenos Aires va a frenar en esos minutos. Los autos que transitaban general paz, me acuerdo, van a quedar plasmados como en una foto tomada desde lo alto, van a parecer una corriente de mar congelada en el tiempo, como los pájaros, pintadas de pelos de pincel de artista en una obra del veintiuno (XXI), una suerte de neo-postmodernismo abstracto.
Entre rejas el viento va a intentar penetrar una energía inquebrantable que se desprende de los cuerpos, de tu cuerpo, del de ella, y la electricidad, la electricidad va a arrancar en tu mano, en su cintura, y en tu otra mano, en su espalda, que después se van a unir en un abrazo sin ruido que va a gritar mas que todos los gritos de auxilio y de guerra, y va a sonar Vivaldi, Schrödinger va a resucitar para reescribir los principios de la termodinámica y la metáfora del gato, va a temblar el obelisco, se va a derretir un poco mas rápido el Perito Moreno y van a arder, como nunca ardieron en su vida, van a arder.

Tu cuerpo, su cuerpo, Dios, todo va arder...

Te vas a volver a tu casa cantando en el auto, con tu mejor camisa, con el pelo al viento y la felicidad de quien ha conseguido todo pero todo en la vida. Va a ser el momento mas lindo de tu existencia, simple como un beso y grandioso como lo perpetuo del éxito de concebir el amor en el estado mas puro desde la gestación hasta el primer roce de los labios. Vas a ser feliz, como nunca antes lo fuiste...



Ya tengo mi café..puedo permitirme parar un segundo, alejarme y ver el monitor. Me recuesto hacia atrás en la silla, tomo un sorbo, leo.

Me falta coraje para escribir lo que viene...me falta y me va a seguir faltando. Prometimos no escribir nunca ese abril, el que está por venir. Tomá aire, inflá el pecho. No tengas miedo de paralizarte, va a doler, va a doler mucho pero te prometo, te prometemos que va a pasar. Te van a romper, no vas a saber ni de dónde vino el martillazo que te va a quebrar todos los huesos . Tenés que aguantar, porque si no aguantas, nosotros no vamos a poder escribir esto. Tenés que ser fuerte, y si no podés te vamos a ayudar. Es importante que te comprometas a no bajar los brazos. Vas a tener mucho miedo, MUCHO. Vas a conocer cosas que no pensabas que ibas a conocer. Tu concepto de felicidad va a corroerse de a poco como la chapa con la lluvia y vas a llorar, mucho, pero está bien. Va a estar todo bien, te lo prometo.

Te prometo que te vas a levantar, y cuando lo hagas, vas a ser invencible. Tal vez en el medio tengas que recordarte a vos mismo estas palabras y atajarte para lo que viene. Salvaguardar a tu mente de tu propia mente, entender que siempre estuvimos acá, incluso antes de que empecemos a hablarte, incluso antes de lo que está por venir. Espero que en el futuro, en unos años, cuando te sientes a escribir esto que estamos escribiendo, cierres los ojos y nos escuches hablar desde mas adelante todavía, y espero poder decirte que todo está mejor, que estamos vivos, que somos fuertes, que estamos unidos... que ella es feliz.






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