Instrucciones

martes, 30 de abril de 2019

Instrucciones de cómo sacar a un hombre del infierno;



A fines prácticos se hablará de hombre, como de mujer, como de cualquier género que se sitúe entre esos dos extremos.

Primero que nada, el hombre debe saber y ser consciente de que habita en la profundidad del abismo. No se puede liberar a un preso de un lugar que vemos como cárcel y él siente como libertad. Cada uno es preso de su propio fuego, arquitecto de sus propios barrotes y domador de sus bestias internas. 

Un infierno no necesariamente arde. A veces aprieta, otras veces golpea. Cada infierno es un infierno en si mismo, y se apoya en la vida del que lo habita, de nadie mas, de nada más.

Una vez establecidos los límites territoriales del inframundo, cosa que no es sencilla para nada, se debe hacer un recorrido completo de la zona de guerra, analizando bajas, espacios neutros y direcciones hostiles.

El hombre está atrapado allí, hace cuánto? Es a menester saber el tiempo de permanencia. Cuanto mas tiempo ha vagado por allí, mas difícil será despegarlo de algunos vicios, arrancarle recuerdos que lo anclan a las tierras del olvido. Que ironía.

La única manera de atravesar el dolor, es sufrirlo, entonces, hay que sufrir. Hay que dejar que el hombre grite, de dolor, de angustia. Dejarlo hasta que tome la decisión de terminar con su vida, eso no puede suceder; si morimos en la tierra, pagamos los pecados de los hombres en el infierno o ascendemos al cielo. Pero si morimos en el infierno, las chances de lo divino son nulas, Dios, Lucifer, Jesús, Gabriel y otros mas de los que integran la cámara divina de diputados y senadores son bastante difíciles con esas cuestiones tributarias de la zona en la que dejamos de respirar. No es mas que un tema de impuestos y balanza de pagos, pero nos hace mucho ruido a nosotros, los terrenales, que buscamos un lugar en el cielo después de toda una vida de pecados.

Herido el hombre entenderá, que cuando ya no queda fuerza para nada, solo existe en su resurrección la manera de encontrar una nueva energía que lo saque del fondo en el que camina. Las llamas no harán mas que darle el calor necesario para forjar las bases de su renacimiento. Volver a vivir, respirar, ponerse de pie.

Una vez erguido, no se está libre de pecado y culpa, pero si ha hecho un pacto. El hombre debe comprometerse a no repetir los errores que lo han llevado a donde estuvo. Debe ser ejemplo para quienes están en ese camino y debe obrar para alejarlos. Es importante recordar, tatuado en el alma, el pasado oscuro, las decisiones erradas, la vida que se ha abandonado.

Visualizar un futuro brillante, con cambios, drásticos o no, pero cambios al fin. Caminar iluminado por la gracia del señor, entender las energías de la vida, como todo fluye y el universo hace, al fin y al cabo, con nosotros, lo que quiere.

Un hombre que ha salido del fuego reconoce a otro cuando lo ve. Existe, entre ellos, un contrato tácito que los hace hermanos en el sufrimiento y compañeros en el camino de la redención de los pecados

Por último y no menos importante. Una vez fuera. El hombre deberá ser cauteloso con sus sentimientos bestiales, con sus emociones internas y cristalinas, las delicadas, que penden de un hilo, tan volátiles como una granda sin pestillo. Se debe tener en cuenta una pequeña cuestión, ínfima, mas no menos poderosa:

Se puede sacar a un hombre del infierno, pero no se puede sacar, nunca, el infierno de un hombre.

 

0 Yes,tell me :