En contra de la voluntad de todos.Te extraño.

Tenés que sacártela de la cabeza, antes de que te haga mal !.





Estó quedó escrito en el último borrador que vi recién al entrar nuevamente después de unos días al blog.

"En contra de la voluntad de todos. Te extraño"

De eso me acuerdo.

De lo que no se acordaba era de haber escrito : " Tenés que sacártela de la cabeza, antes de que te haga mal!. En base a qué? o con qué sustento podría llegar a hacernos mal? No me acuerdo quién escribió esto. Aunque por supuesto fui yo, no tendría otra razón para estar ahí.


Si uno se para delante de un espejo a observar lo que vemos, qué vemos? qué observamos? valgan todas las redundancias. El ejercicio de enfrentarnos a nosotros y de hablarnos si hiciese falta, puede ser una de las situaciones mas liberadoras o carcelarias que existen.
Vernos hablar, escucharnos la mente. Distinto es peinarse, arreglarse o producirse. Uno se ve pero siente lo que ve en si mismo. Uno hace un movimiento esperando verlo reflejado en el espejo, está antepuesto a lo que sabe que va a pasar, porque ya lo hizo y solo restan fracciones de fracciones de milésima de segundo para ver el reflejo del movimiento que recién creo. De alguna manera somos profetas de lo que está ocurriendo hoy y ahora, pero que en el espejo todavía, por un momento, no ocurrió. Predecimos el futuro como cuando pensamos en mover el brazo y el brazo se mueve. Primero en mente, después en físico, Orden y acción, eventualmente espejo y evento.

Todo iba de maravilla hasta que parado en frente del espejo, antes de ducharse, en ropa interior, muy cansado, se preguntó: qué miras?

La pregunta lo sorprendió tanto de su cansancio que no parecían ser las doce de la noche, lo dejó fresco y atento, se lavó la cara, se frotó los ojos y con las manos en la bacha volvió a mirar al espejo. Pero este no dijo nada. Era un vivo reflejo de alguien que parecía hubiese visto un fantasma.

Soy yo, o me preguntó qué estaba mirando ? me preguntó o le pregunté?. Otra vez esto no por favor, pensó e hizo fuerza en sus adentros para controlar al que gritaba que se clave un cuchillo en el pecho para ver si el reflejo sangraba o si realmente era otra persona la que estaba parada de aquel lado del vidrio.