De la poesía y la teoría

lunes, 8 de octubre de 2018

Por qué? Qué fue lo que nos pasó ?...


Amaneció el viernes 5 de octubre y yo, nosotros, ya sabía, sabíamos, que iba a ser un día movido y muy de mierda. Laboralmente hablando caótico.

Hace un rato hablando esbocé algunas frases dignas de ensayo, como por ejemplo: De la enfermedad se está ocupando el amigo (por el gremialista). El tema son los pro y los contra de curar rápido una enfermedad. La velocidad y efectividad del curado vs dejarle la puerta abierta para que haga lo que quiera...y así fue.


Hizo lo que quiso.


La sangre, que no debía levantar temperatura por órdenes de la dotora (sin C) , empezó a hervir a cortas horas de la mañana. Transpirando con los puños apretados se desató una violencia interna que quemaba desde el estómago hasta el cuello, con el corazón enardecido , con ganas de destrozar cualquier cosa que se nos anteponga, de cualquier manera, a piñas, a tiros, a mordiscos , a cabezazos si hubiese hecho falta.

Fue tanta la fuerza que tuvimos que hacer para no desencadenarnos , que cuando llegué a casa a la noche cené, me duché y me desmayé en la cama, mas cansado que lo habitual, como si hubiese entrenado cuatro horas post trabajo.

La noche fue una catástrofe de mal sueño.

La mañana del sábado fue la resaca de la ira, peor que la ira misma, porque en ese momento ya era yo, intentando entender qué me había hecho, qué era lo que nos había pasado.

Me reconozco en esos estados, los entiendo, me entiendo, se qué está bien y qué está mal. Pero a veces la calma se consigue de maneras poco ortodoxas a las que no quiero recurrir, y tengo que esperar, a que sea el día, a no caer en la tentación por la facilidad. A veces es solo meditar. A veces es la cocaína. A veces es jugar con un cuchillo para distraer la mente; y otras es sentir el frío y el peso de un fierro cargado, empuñarlo, apuntarlo, apretarlo fuerte y pasearlo por la frente, con el seguro puesto, por las dudas de que se nos escape un tiro.

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